Wembanyama llega a la NBA
Mide 2,21 metros, pero a diferencia de cualquier otro gigante, su estilo será, en sí mismo, la confirmación de una revolución. Un nuevo biotipo de brazos y piernas infinitos que promete provocar el caos. Bienvenidos, pues, al baloncesto 3.0.
“Todo el mundo ha sido un unicornio en los últimos años, pero él es más bien un extraterrestre. Nadie ha visto a nadie tan alto, tan fluido y grácil como él sobre el parqué. LeBron James sería el número 2 del draft si tuviera exactamente la misma edad y fuera de la misma clase que Victor Wembanyama”.
Quien dijo estas palabras hace algún tiempo no fue otro que Richard Jefferson, ex compañero de LeBron en los Cavaliers. La expectación que ha generado Wembanyama es gigantesca y, desde luego, lleva tiempo trabajando en la gestión emocional de una situación tan atípica como extraordinaria.
No es el primer biotipo como éste que se ha visto en la NBA. Un ejemplo de esta versatilidad combinada con la altura es Chet Holmgren, el pick 2 de los Oklahoma City Thunder en 2022, que no pudo debutar por lesión antes del inicio de la temporada. De hecho, ambos se enfrentaron en la Copa del Mundo FIBA U19 de 2021.
Pero Wembanyama es otra historia. Holmgren es bueno, sí, pero el polivalente alero francés parece surrealista. Es, lo que se dice, un jugador imposible: demasiado grande para ser defendido por uno pequeño, demasiado rápido y peligroso con su tiro para ser defendido por uno grande.
A los partidos de Wemby en Metropolitans 92 siempre acuden ojeadores, famosos y posibles patrocinadores. Tan grande es la expectación que la propia NBA adquirió el año pasado los derechos televisivos de su equipo en Francia para que puedan verse en NBA League Pass.
Cuenta con un preparador físico contratado específicamente para cuidar de él. Se llama Guillaume Alquier y uno de sus principales propósitos es que el alero de 18 años duerma lo suficiente. Al menos 10 horas. Todas las mañanas espera un informe del jugador por SMS sobre sus horas de sueño. No confía en la tecnología y mantiene ese seguimiento manual.
Wemby es siempre uno de los primeros jugadores en llegar al estadio. Su rutina no es tan específica como la de Stephen Curry, pero incluye situaciones dignas de ver: malabares con pelotas de tenis, calentamiento con ejercicios de reacción y coordinación muscular extrema.
Además del sueño, Alquier se centra en los pies de Wemby. Protegerlos es vital para los hombres grandes de la NBA, y quizá haya pocos en el planeta con pies tan gigantes, arqueados y estrechos de talla 21. Yao Ming, por ejemplo: sus pies le costaron la carrera.