No se esperaba que estuvieran tan abajo: Lakers
Esta situación suele hacerse más palpable, y más aún, si el equipo que la padece está históricamente acostumbrado a tener más éxitos que fracasos.
Las críticas al sistema, a la plantilla, a la actitud de los jugadores, al cuerpo técnico, son el primer paso necesario para acabar desembocando en una crisis si no se empieza a revertir el rumbo con victorias consistentes y no esporádicas.
Los Ángeles Lakers se encuentran hoy en esta fase. Una encrucijada en la que el presente marca una realidad mediocre, con caídas estrepitosas, como la sufrida ante Denver el 15 de enero o la del 19 de enero en casa ante Indiana (16-29) y algunas victorias de esas que levantan el ánimo interno y ayudan a acallar las críticas.
¿Qué ha pasado desde que el GM Rob Pelinka reunió al equipo para alcanzar este pálido récord de 22 victorias y 23 derrotas? ¿Cuál es la razón principal de este pobre rendimiento y cuáles podrían ser las herramientas que tiene la franquicia para corregir el rumbo?
Vayamos paso a paso.
¿El problema es la plantilla, las lesiones o ambos?
Cuando se armó el equipo, las casas de apuestas de Las Vegas reaccionaron de inmediato y colocaron a los Lakers como los fuertes contendientes para ganar el título. Pero los apostantes parecen incapaces de distinguir entre una plantilla con grandes nombres y otra con jugadores que ayudan a dar identidad a un equipo.
Con la nueva plantilla, el eterno equipo liderado por LeBron James cambió radicalmente su ADN: de poder presumir de una defensa de élite, pasó a admitir su notable fragilidad defensiva.
La pérdida de tres buenos defensores de perímetro como Kentavious Caldwell-Pope, Kyle Kuzma (en el traspaso por Russell Westbrook) y Alex Caruso (no renovado en la agencia libre) dieron porosidad a la estructura defensiva que habían sido capaces de construir.
No es casualidad que los puntos permitidos por cada 100 posesiones hayan aumentado considerablemente en las dos últimas temporadas. Cuando fueron campeones en 2020, permitieron 106,3 puntos por cada 100 posesiones, cifra que aumentó a 107,1 en 2021 para llegar a 110,1 esta temporada. Si a eso le sumamos que el rating ofensivo bajó de 112,0 cuando ganaron el título a los 108,7 actuales, encontramos respuestas concluyentes sobre las razones de su actual mediocridad.
Es cierto que las lesiones han jugado su papel. Sólo Russell Westbrook tiene una asistencia perfecta esta temporada al jugar los 45 partidos del calendario. LeBron James se ha perdido 12 partidos, Anthony Davis 18, Trevor Ariza 34, mientras que Avery Bradley se perdió 8 y Dwight Howard 10. Por no hablar de Kendrick Nunn (una interesante apuesta durante la agencia libre) que aún no ha jugado su primer partido oficial. Pero las lesiones forman parte del juego, especialmente en tiempos de pandemia.
La mejor respuesta a la pregunta planteada anteriormente es que ambos factores influyeron, pero la pérdida del ADN defensivo que caracterizaba a los Lakers en temporadas anteriores hizo más daño que las ausencias.
¿Fue un error el canje por Russell Westbrook?
Con el periódico del lunes bajo el brazo todos somos adivinos. Dicho esto, es fácil concluir que lo que era una apuesta fuerte e intrigante se ha convertido en un experimento fallido. Al menos hasta ahora.
Lo ocurrido en la derrota en casa ante unos mediocres Indiana Pacers, lo confirma: el base no jugó los últimos 3 minutos y 52 segundos del partido cuando era necesario remontar una desventaja de 7 puntos e intentar ganar el partido.
De momento, Russell Westbrook ha mostrado con más consistencia sus debilidades, como su permeable defensa, su tendencia a perder el balón arriesgando más de lo necesario (4,2 por partido) y su falta de efectividad en el tiro exterior (30,4% en triples con 3,5 intentos por partido y 66,8% desde la línea de tiros libres en 5,2 tiros de media por partido), que en sus virtudes.
Aunque esta temporada lidera a Nicola Jokic en la estadística de triples-dobles con 9 en total, el hecho de llenar tres casillas con dobles dígitos no siempre los transformó en victorias automáticas para el base de los Lakers. De hecho, en esos 9 partidos el base tuvo 5 derrotas. Y aunque es cierto que es el mejor reboteador del equipo (8,0 por partido) y el mejor asistente (7,8), también es el que más balones pierde por partido (4,2).
Pero quizá lo peor del caso no esté en la cancha, sino fuera de ella. Los Lakers absorbieron un contrato por el que deben pagarle 44,2 millones esta temporada y 47,0 la próxima (con opción a favor del jugador), lo que hace prácticamente utópica la posibilidad de cambiarlo antes del 10 de febrero, cuando vence el plazo para los cambios. La relación coste-beneficio es el mayor impedimento.
Por lo tanto, más vale que los fans de los Lakers no se hagan ilusiones sobre la posibilidad de que el base sea la moneda de cambio en un intercambio que ayude a traer a otro All-Star para jugar junto a LeBron y Davis.
¿Podría ser un cambio de entrenador la solución?
Los rumores de que Frank Vogel estaría en el banquillo y que tras la sorprendente derrota por 37 puntos ante Denver Nuggets sería evaluado partido a partido se han hecho omnipresentes en el ambiente. Y mientras fuentes de distintos sectores de la prensa van desde los que afirman que la continuidad de Vogel podría estar en peligro, otros van en sentido contrario, argumentando que los Lakers no están pensando en esa solución. Al menos por ahora, aunque siguen de cerca la historia.
Según un informe de Dave McMenamin de ESPN,tras la derrota ante Indiana, Vogel recibió luz verde por parte de la gerencia para sentar a Westbrook en los últimos minutos de los partidos si fuera necesario como ocurrió en el partido ante los Pacers.
“Tienes que hacer lo que tienes que hacer para ganar”, habría sido el mensaje.
“Sólo utilicé a los jugadores que creía que eran los adecuados para ganar el partido”, mantuvo Vogel tras el encuentro, mientras que LeBron James evitó ahondar en el tema respondiendo a una pregunta con otra: “¿Creéis que eso puede afectar a la mente de Russ?”, dijo de forma esquiva.
Sin embargo, la reacción a estos rumores de un posible cambio de entrenador no se hizo esperar. Chris Mannix, periodista de Sports Illustrated, ironizó en su cuenta de Twitter que “Frank Vogel es la 47ª razón por la que los Lakers están luchando”. Por la misma vía, el ex entrenador y ahora comentarista de televisión Stan Van Gundy calificó de ridícula tal posibilidad, recordando que hace menos de dos años fue Vogel el entrenador que hizo campeones a los Lakers. Y terminó arremetiendo contra el front office al argumentar que “despedir a Frank no sería más que un intento de encontrar un chivo expiatorio para tapar los errores que otros cometieron.”
Las críticas a Vogel vienen por el lado de sus rotaciones, por insistir en utilizar a DeAndre Jordan como titular y dar múltiples minutos a Avery Bradley. Pero no se le puede criticar por probar diferentes recetas para corregir el rumbo.
Defensivamente, sigue buscando una identidad, aunque es difícil encontrarla. Con LeBron como pívot, la pintura no tiene quien la defienda y los rivales encuentran la forma de atacar el aro y conseguir canastas fáciles. Si incluyen un pívot para patrullar la zona interior, debilitan la defensa del perímetro, donde carecen de buenos defensores, especialmente cuando Westbrook y Malik Monk (uno de sus anotadores más consistentes) comparten la cancha. Incluso probaron la defensa en zona. Como se puede ver, defensivamente los Lakers son una hoja corta: si cubren la cabeza, los pies quedan expuestos y viceversa.
Por todo ello, cambiar de entrenador en mitad del río no es aconsejable. Quien sea elegido para sustituir finalmente a Vogel se encontraría con los mismos problemas: los de un equipo mal armado y con pocas posibilidades de reconstruirse sobre la marcha.
¿Existe una posible solución en el plazo de fichajes?
La posibilidad de realizar cambios que ayuden a mejorar el roster parece remota a estas alturas. Los Lakers sólo tienen en Talen Horthon-Tucker (9,5 millones de dólares) y Kendrick Nunn (5,0 millones de dólares) las únicas piezas que podrían darles la posibilidad de traer un jugador que ayude a enderezar la nave. Pero el primero no ha dado el salto de calidad que imaginaban, mientras que Nunn aún no ha jugado ningún partido.
Los Lakers tampoco tienen selecciones del draft que ofrecer: sólo unas cuantas segundas rondas disponibles (que no van a ayudar precisamente a traer a una estrella) y la selección de primera ronda más cercana disponible es la de 2027.
Con Westbrook prácticamente atado al futuro del equipo (al menos por esta temporada) debido a su salario, las posibilidades de intentar algo grande antes del 10 de febrero son escasas. No hay que olvidar que la franquicia debe pagar el impuesto de lujo por superar el máximo permitido en el espacio del tope salarial.
Por tanto, sólo cabe esperar algún traspaso marginal y, en el mejor de los casos, esperar al mercado de cortes para intentar encontrar la ayuda que necesitan.
Hoy los Lakers tienen más dudas que certezas. Son octavos en la clasificación, más cerca del undécimo puesto (lo que podría condenarles a ser un equipo de lotería en el próximo draft que el primer puesto de la conferencia). Tienen 5 partidos de ventaja sobre Sacramento, pero 12,5 partidos les separan de Phoenix, el líder del Oeste.
Además, tienen uno de los calendarios más exigentes en la segunda mitad de la temporada. De los 37 partidos pendientes, 23 son contra equipos con un 50% o más de récord y tendrán que jugar más partidos fuera de casa (23) que en casa (15). Por si fuera poco, este viernes comienzan una gira de 6 partidos fuera de casa en 9 noches. Sin embargo, con LeBron y Anthony Davis sanos, el equipo debería al menos encontrar la manera de entrar en los playoffs.
Magic Johnson salió hace días con su habitual verborrea tuitera a decir que Jennie Buss (la cara de la franquicia) se merece algo mejor de lo que el equipo está mostrando hoy. Russell Westbrook se fue contra él argumentando que, aunque Magic tiene derecho a opinar, no sabe lo que el equipo está intentando corregir el rumbo porque no está en los entrenamientos.
¿Hay tiempo para mejorar? La respuesta es sí, pero también hay tiempo para seguir pensando que este equipo no está ni cerca de aspirar a ganar un campeonato como lo hizo en 2020.
Esta historia empezó hace unos meses con los apostantes de Las Vegas apostando por que los Lakers eran el equipo a batir esta temporada. Pero los Lakers están muy lejos de esa visión original.
Y es que los sueños no siempre van de la mano de la realidad.