¿La sabermetría en postemporada?

Dos palabras: sabermetría y postemporada. Juntándolas, apuesto a que más del 95% de ustedes se remontan al sexto partido de la Serie Mundial de 2020, cuando el entrenador de los Rays de Tampa Bay, Kevin Cash, con una ventaja de 1-0 en la sexta entrada, se dirigió al montículo con la decisión tomada de retirar a su abridor Blake Snell, ganador del Premio Cy Young, que iba ganando el partido por 1-0, con sólo dos hits permitidos en 5 entradas y un tercio.

Snell sólo había permitido su segundo hit, tenía 9 strikeouts y parecía un gigante en el montículo. Llegó el momento de lanzar con un corredor en primera base, una situación habitual para un lanzador de su talla.

Cash lo sacó del juego ante los ojos del mundo. Hizo entrar al relevista Nick Anderson para enfrentarse a Mookie Betts, a quien Snell ya había ponchado un par de veces. ¿El resultado? Un doblete de Betts, los Dodgers empataron el juego. Anderson lanza un wild pitch, Betts avanza y Corey Seager conecta un fly de sacrificio para que Betts anote. Así de fácil, los Dodgers le dan la vuelta al marcador 2-1. Los Rays no pudieron remontar y tras el 27º out, los Dodgers son los campeones de la Serie Mundial.

¿Cómo diablos pudo pasar esto, cómo sacas a tu mejor lanzador en el mejor momento, a dónde ha llegado el béisbol? La respuesta está en los números y las probabilidades. La analítica ha determinado que cuando un abridor ya le ha dado la vuelta a la alineación contraria dos veces, hay una alta probabilidad de que los bateadores hagan el ajuste necesario para poncharse en sus respectivas terceras entradas. Recuerda cómo Dave Roberts hizo exactamente lo mismo en la Serie Mundial de 2017 con Rich Hill contra los Astros en los juegos 2 y 6? En ambos casos, Hill tenía el juego bajo control, pero en la quinta entrada, simplemente fue enviado a las duchas. Ambos juegos fueron perdidos por los Dodgers. En 2018, Roberts pasó por los mismos movimientos con Hill y con el coreano Hyun-Jin Ryu.

Sin embargo, el tratamiento con Clayton Kershaw y Walker Buehler fue diferente.¿Por qué? Tienen un historial probado de profundidad y efectividad contra un tercer o cuarto abridor en la alineación contraria.

¿Cómo entendemos el béisbol moderno? ¿Cómo entendemos las decisiones de los directivos en la postemporada?

Lo primero que debemos tener claro en este béisbol es que el mánager no toma todas las decisiones. Actualmente existe el llamado “Plan del lanzador” o “Plan de juego” que aplican todos los equipos, en el que el grupo de analistas e investigadores del departamento de operaciones y analítica del béisbol exploran diferentes escenarios en un juego hipotético en base a las estadísticas que arrastran, las tendencias de los bateadores y lanzadores, y sus actuaciones situacionales. Este grupo intenta plasmar sus hipótesis y posibles resultados sobre el papel y es responsabilidad del mánager seguir este plan. Atrás quedaron los días en los que la intuición del mánager y su conocimiento del juego y de cada jugador, el suyo y el del rival, era la base para tomar decisiones en el juego. Colocaban sus mejores piezas y luego se sentaban a esperar que la suerte se impusiera en función de quién podía dominar a quién turno a turno.

Es cierto que era una época en la que la situación del juego y el estado de ánimo y las condiciones del lanzador y del bateador marcaban la diferencia. Hoy añadimos a este factor humano el plan analítico.

Pero el béisbol de las Grandes Ligas es un campo en el que históricamente los equipos y sus jugadores intentan por cualquier medio encontrar puntos de ventaja para dominar en el campo. Desde bolas de escupir, pegamentos, accesorios, robo de señales, estimulantes, energizantes, esteroides, e incluso supersticiones como no pisar la línea, o usar ropa interior sucia, o ponerse cualquier amuleto, todo se intenta para encontrar una ventaja.

Eso es la sabermetría, el análisis avanzado de las estadísticas para visualizar un posible resultado en el campo. Corresponde al entrenador y a cada jugador utilizar esta información, procesarla y tratar de adaptarla de alguna manera a su rendimiento en el campo. Hoy en día, las 30 organizaciones de las grandes ligas utilizan estos recursos para minimizar el azar y la suerte en un partido, un factor que siempre estará presente, pero como el importe de la inversión de cada equipo es exorbitante, la mejor estrategia empresarial es minimizar el riesgo basándose en una ciencia. Es una forma de justificar las decisiones en una industria de más de 10.000 millones de dólares.

Usted no pondría su inversión en manos del azar y la suerte, ¿verdad? Tampoco lo harían ellos.