Clemente y el sueño que no pudo cumplir

Pero la trágica muerte del legendario jugador puertorriqueño en un accidente de avión el 31 de diciembre de 1972, mientras transportaba ayuda a las víctimas del terremoto que había asolado Nicaragua una semana antes, frustró la posibilidad de que el carolino siguiera persiguiendo uno de sus objetivos tras su jubilación: ser uno de los primeros mánagers negros de la historia de la MLB.

Clemente, cuyo fastuoso currículum incluía 3.000 hits (440 dobles, 240 jonrones y 166 triples), 94,8 WAR, 15 invitaciones al Juego de las Estrellas, 12 Guantes de Oro, cuatro títulos de bateo, dos anillos de la Serie Mundial, un premio MVP y un promedio de por vida de .317 en 18 temporadas con los Piratas de Pittsburgh, fue elegido para Cooperstown en una votación especial al año siguiente de su muerte.

Desde entonces, otros 10 latinoamericanos han recibido la inmortalidad deportiva por su actuación en las Grandes Ligas: Los puertorriqueños Orlando Cepeda (1999, vía Comité de Veteranos), Roberto Alomar (2011), Iván Rodríguez (2016) y Edgar Martínez (2019); los dominicanos Juan Marichal (1983), Pedro Martínez (2015) y Vladimir Guerrero (2017); los panameños Rod Carew (1991) y Mariano Rivera (2019); el venezolano Luis Aparicio (1984) y el cubano Tany Pérez (2000).

Aunque bateó .345, .352, .341 y .312, respectivamente, en sus últimas cuatro temporadas, Clemente no pudo jugar más de 138 partidos en sus últimos cinco años, por lo que sabía que su maravillosa carrera estaba por terminar. Lo mejor era empezar a prepararse para la siguiente etapa.

Con eso en mente, “El Cometa de Carolina” aceptó dirigir a los Senadores de San Juan en la temporada de béisbol invernal de Puerto Rico 1970-71, que ahora lleva su nombre, y aunque el viaje fue relativamente exitoso, la experiencia no dejó un sabor muy agradable.

“No me salieron canas, pero perdí algo de pelo. Querían echarme de la isla porque mi club terminó segundo”, dijo Clemente al Pittsburgh Post-Gazette la primavera siguiente.

Clemente, que fue activado como jugador en la segunda mitad de la temporada invernal, llevó a los Senadores a un récord de 37-30 y a la ventaja de campo en las semifinales contra sus rivales de la capital, los Cangrejeros de Santurce, que eran dirigidos por el legendario Frank Robinson.

Los Cangrejeros, que habían terminado en tercer lugar durante la serie regular, derrotaron a Clemente y a los Senadores en seis juegos en la semifinal y en siete juegos contra los Criollos de Caguas para ganar la corona.

“Clemente era intenso y estricto, que esperaba lo mejor, y exigía a sus jugadores lo mismo que se exigía a sí mismo”, dijo Jorge Colón Delgado, destacado historiador del béisbol puertorriqueño. “Todo lo que he escuchado, tanto de los jugadores que estuvieron bajo su mando como de los rivales que lo enfrentaron, es positivo. Todos coinciden en que tenía las herramientas básicas para intentar ser un gerente en la MLB”, agregó Delgado.

Clemente anunció su retiro de la liga puertorriqueña y se concentró en prepararse para el verano. Quería conectar los 118 hits que le separaban de la marca de 3.000 en las Grandes Ligas, algo que logró con un doble en la cuarta entrada del partido del 30 de septiembre de 1972 contra los Mets de Nueva York. Fue la última entrada de temporada regular de su vida.

Cuando regresó a Puerto Rico, en lugar de intentar dirigir en la liga de invierno, Clemente firmó un contrato con una empresa de telecomunicaciones para impartir clínicas de béisbol a jóvenes de todo el país y aceptó la responsabilidad de dirigir al equipo nacional que participó en la XX Serie Mundial de Béisbol Amateur, que se celebró en Nicaragua del 15 de noviembre al 5 de diciembre.

Con Clemente al mando, Puerto Rico tuvo un récord de 9-6 para empatar con la República Dominicana y Taiwán en el sexto lugar del torneo. Cuba derrotó a Estados Unidos en la final para ganar la medalla de oro. Mientras tanto, Nicaragua derrotó a Japón en el partido por el tercer puesto.

Menos de un mes después de que concluyera la Serie Mundial de Aficionados, Clemente murió al intentar regresar a Nicaragua. Nunca tuvo una despedida oficial como jugador, y mucho menos la oportunidad de intentar continuar su carrera en las Grandes Ligas como mánager.

“Posiblemente hubiera sido mánager, aunque no necesariamente el primer negro”, dijo Delgado. “Hay que recordar que Frank Robinson, que había sido su rival en la liga puertorriqueña, estaba más avanzado en el proceso de ser el primer mánager afroamericano. Pero lo más probable es que Clemente fuera el primer mánager puertorriqueño en las Grandes Ligas”, añadió el historiador.

En octubre de 1974, dos años después de la muerte de Clemente, los Indios de Cleveland contrataron a Robinson como el primer mánager afroamericano en las Grandes Ligas. Los puertorriqueños tuvieron que esperar cuatro décadas, hasta el 23 de junio de 2010, cuando Edwin Rodríguez sustituyó al cubano Fredi González al frente de los Marlins de Miami.

Desde que el cubano Mike González sustituyó a Frankie Frisch al frente de los Cardenales de San Luis en los últimos 16 partidos de la temporada de 1938, otros 19 latinoamericanos han dirigido en la MLB, entre ellos los puertorriqueños Rodríguez, Sandy Alomar Jr. (interino), Alex Cora, Dave Martínez y Charlie Montoyo.

Cora y Martínez ganaron las dos últimas ediciones de la Serie Mundial, con los Medias Rojas de Boston (2018) y los Nacionales de Washington (2019), respectivamente.

Carlos Beltrán fue nombrado mánager de los Mets de Nueva York a finales de 2019, pero meses después, antes de debutar, llegó a un acuerdo para separarse del equipo tras su papel en el escándalo de robo de firmas de los Astros de Houston. Un episodio que también provocó una suspensión de un año para Cora.

Cora era entrenador de banca y Beltrán era el bateador designado de aquellos Astros que ganaron la Serie Mundial.

Mucho antes de todo eso, Clemente trabajó para ser el primero.

“Uno de los aspectos que simboliza la vida de Clemente es que para él no había obstáculos cuando se proponía algo. Lo demostró a lo largo de su carrera en el béisbol y en su vida en general”, dijo Delgado.