Cardinals adquieren en canje a Anderson tras lesión de Brown

Los Arizona Cardinals adquirieron el lunes al receptor abierto Robbie Anderson, un día después de que el receptor abierto Marquise ‘Hollywood’ Brown sufriera una lesión en el pie que podría poner fin a su temporada.

Brown, que fue adquirido por los Cardinals desde los Baltimore Ravens durante el draft de este año, tiene 43 recepciones para 485 yardas y tres touchdowns en seis partidos esta temporada.

Los Cardinals indicaron en un comunicado que adquirieron a Anderson por una compensación del draft no revelada.

El canje de Anderson se produce un día después de que el receptor abierto fuera expulsado del partido por el entrenador en jefe interino de los Carolina Panthers, Steve Wilks, tras discutir en la banca con su entrenador de posición.

“Nadie es más importante que el equipo”, dijo Wilks sobre Anderson el domingo tras la derrota por 24-10 ante los Rams de Los Ángeles en su primer partido desde que sustituyó a Matt Rhule, despedido el pasado lunes. “No voy a centrarme y poner mucha atención en una persona”.

Anderson se enfrascó en una acalorada discusión con el entrenador de receptores de los Panthers, Joe Dailey, hacia el final de la primera mitad y comenzó la segunda mitad en una bicicleta estática llevando una gorra en lugar de su casco. Más tarde, en el tercer cuarto, Anderson se sentó solo en una nevera mientras el resto de la ofensiva analizaba la estrategia en el banquillo.

Más tarde en el tercer cuarto, con los Panthers perdiendo 17-10 y sin haber conseguido un primer down desde el primer cuarto, Anderson y Dailey volvieron a discutir. Wilks intervino y envió a Anderson a los vestuarios.

Anderson dijo que no tenía “ni idea” de por qué fue enviado a los vestuarios. Dailey no estaba disponible para comentar, pero Anderson decidió hablar con la prensa después de reunirse con el gerente general Scott Fitterer.

“Estaba honestamente confundido”, sentenció Anderson. “Quería estar en el partido. Nadie me había gritado para sacarme de un partido. Así que estaba honestamente confundido y molesto por ello. Debería haberlo estado. No veo a nadie que sea un verdadero competidor, que sepa el valor que aporta y tenga una verdadera pasión por el juego, estar tranquilo cuando le dicen que no haga algo o le sacan cuando no ha hecho nada malo.”

Anderson se une a un equipo de los Cardinals que se estancó en 2-4 con su derrota del domingo. El receptor abierto estrella DeAndre Hopkins está programado para regresar de una suspensión de seis partidos por violar las políticas de abuso de sustancias de la NFL esta semana y la ofensiva del equipo ha tenido suficientes problemas sin él.

Los nueve puntos anotados por los Cardinals el domingo empataron la segunda menor cantidad bajo el mando del entrenador en jefe Kliff Kingsbury. Los Cardinals aún no han anotado 30 puntos esta temporada y sólo han alcanzado la barrera de las 400 yardas en un partido. El mariscal de campo Kyler Murray dijo después del partido del domingo que la ofensiva de Arizona no ha sido tan mala desde su año de novato.

“Esa es la última vez que se sintió así”, sentenció. “Simplemente sentimos que es duro ahí fuera ahora mismo. Difícil. Así es como se siente. Mucho de eso es autoinfligido, nos lo hemos buscado nosotros mismos. Tenemos que mejorar”.

Anderson fue traído a Carolina por Rhule en 2020 después de que jugara cuatro temporadas con los New York Jets. Jugó para Rhule en Temple y su carrera pareció resurgir cuando estableció una marca personal con 95 recepciones para 1,096 yardas la temporada pasada.

Anderson recibió una extensión de contrato por dos años y 29,5 millones de dólares hasta el 2023 antes de la campaña del 2021, luego tuvo problemas y sumó apenas 53 recepciones para 519 yardas.

Anderson no tuvo ninguna recepción el domingo. Llegó al juego con 13 recepciones para 206 yardas –75 de ellas en un touchdown en la Semana 1 contra los Cleveland Browns en un pase de Baker Mayfield.

Los Cardenales asumirán el salario de Anderson de 575.000 dólares por el resto del año, mientras que los Panthers –que reestructuraron su contrato en marzo– asumirán un golpe de dinero muerto de 20 millones de dólares en el tope salarial repartido entre este año y el próximo.