Bills-Dolphins: Un duelo diferente
Los mariscales de campo que tienen la capacidad de superar un ambiente disfuncional son pocos y a veces los entrenadores en jefe quieren imponer su sistema en lugar de adaptarse a sus jugadores para maximizar sus habilidades.
Y luego están los cambios de entrenador, y todo el mundo quiere traer a los suyos, pero cuando Mike McDaniel llegó a Miami, en ningún momento habló de un plan de sucesión para Tua Tagovailoa.
Todo lo contrario, simplemente se centró en cómo devolverle la confianza y armar un sistema que se ajustara a su estilo de jugador.
Tagovailoa nunca ha sido el mariscal de campo de brazos fuertes, sino más bien un mariscal de campo de ritmo, cuyos principales atributos son su precisión, sus lecturas, su temple en el bolsillo y su poder de anticipación.
Por ello, lo ideal es rodear a Tagovailoa de jugadores rápidos que puedan acumular yardas tras la recepción.
Por eso, los Miami Dolphins apostaron por un intercambio con los Kansas City Chiefs y acabaron pagando a Tyreek Hill 30 millones de dólares al año.
Sin duda es caro, pero nadie en la liga tiene la velocidad de Hill, que ahora junto con Jaylen Waddle, forman el dúo de receptores abiertos más explosivo de la NFL.
En la increíble remontada contra los Baltimore Ravens, Hill y Waddle se convirtieron en los primeros receptores abiertos del mismo equipo en tener al menos 10 recepciones, al menos 150 yardas por aire y al menos dos touchdowns cada uno en un solo partido.
Tagovailoa tiene 739 yardas por aire en dos partidos, más que cualquier jugador de los Dolphins en la historia, y viene del mejor partido de su carrera contra los Ravens.
Por si fuera poco, sus corredores Raheem Mostert y Chase Edmonds también son explosivos, y el ala cerrada Mike Gesicki es una gran arma en la zona roja.
No me gusta sacar conclusiones grandilocuentes después de sólo dos partidos, pero estoy en condiciones de afirmar que está comenzando una nueva era en Miami.
Los Dolphins, que con el anterior entrenador Brian Flores eran sólidos, pero también aburridos. Y sobre todo, eran un equipo que no encajaba en la nueva NFL, donde anotar rápido parece ser una condición necesaria.
Y ahora los Dolphins tienen en los Buffalo Bills al que posiblemente sea el máximo aspirante al título.
Un equipo de Buffalo que tiene un enigma indescifrable en Josh Allen, que al mismo tiempo tiene una química envidiable con Stefon Diggs. Y por si fuera poco, tienen quizás la mejor defensa de la NFL.
Si necesitas más pruebas, vencieron a los campeones defensores -los Rams de Los Ángeles- y al primer sembrado del año pasado en la AFC -los Titanes de Tennessee- por un promedio de 27,5 puntos en sus primeros dos partidos.
A las estrellas no hay que pararlas, sino intentar limitarlas.
Por eso, si van a ganar a los Bills, tendrá que ser por un tiroteo de puntos.
En el pasado, Miami no estaba equipado para hacer eso. Ahora, la respuesta es más esperanzadora.
Los Dolphins han perdido sus últimos siete partidos contra los Bills, que siguen siendo los grandes favoritos.
Pero mientras Buffalo solía pensar en Miami como un enfrentamiento rutinario, ahora al menos pueden sentarse a la mesa y hablar.