Doncic, la máxima figura de la primera fase

La superestrella eslovena promedió 30 puntos por partido para llevar a su equipo a ganar sus tres partidos del Grupo F de la Copa Mundial de Baloncesto FIBA.

Cuando Luka Doncic disfruta del baloncesto, entonces la magia deja de ser una ilusión y se convierte en realidad. Los pases sin mirar, los tiros con la defensa arriba, las penetraciones sin importar el número de adversarios y las asistencias puntuales. La joven potencia llegó al Mundial FIBA de Filipinas, Japón e Indonesia como la cara del cartel del torneo y en un principio cumplió con las expectativas: es la figura máxima.

La imagen que ofreció de Luka jugando con Eslovenia en la primera fase del Mundial fue notablemente diferente a la última que mostró con los Dallas Mavericks: mientras que en el tramo final de la pasada temporada de la NBA gastó sus energías protestando contra los árbitros y convirtiéndose en frustrado . Debido a las limitaciones de su equipo, en el Mundial lo invirtió en mejorar a sus compañeros, además de destacarse por sus brillantes acciones individuales. Es cierto que las quejas por cada acción que mostraba como una falta no sancionada no desaparecieron, pero no disuadieron a Doncic de su objetivo final: hacer todo lo posible para ganar.

Esta versión todopoderosa de Luka en su primer Mundial destaca a primera vista en las estadísticas: 37 puntos, 6 asistencias, 7 rebotes y 2 robos en la victoria 100-85 del debut ante Venezuela; 34 puntos, 10 rebotes, 6 asistencias y 3 robos en la victoria 88-67 sobre Georgia; y sumó 19 puntos, 7 rebotes, 9 asistencias y 4 robos en la victoria por 92-77 contra Cabo Verde. Con una media de 30 puntos por partido, es el máximo anotador del torneo. También es el ladrón más eficaz, con 3 robots por encuentro.

Pero los números muestran una imagen estática y omiten los movimientos de esta megaestrella del baloncesto. Todo lo que pasa en los partidos en Eslovenia pasa por la mente y el cuerpo de Luka Doncic. Controla el ritmo, genera juego para él y sus compañeros, da instrucciones, toma decisiones y se responsabiliza de momentos que son pocos y difíciles por ahora.

La omnipresencia de Luka en Eslovenia es incuestionable. De hecho, estuvo mucho en cancha: 30:50 minutos de media. ¿Podrá aguantar esa cantidad de tiempo de juego, con partidos cada dos días, cuando llegue el momento? Doncic tiene 24 años y está en buena forma física, lo que indicaría que le queda resto por aguantar. Pero no se trata sólo de cuánto juega sino de cómo juega. El desgaste que tiene es mayor que el de los demás porque es el protagonista absoluto.

Mientras otras grandes figuras de la NBA se ausentaron del Mundial por diversos motivos, con Nikola Jokic, de fiesta en Serbia, y Giannis Antetokounmpo, recuperándose de una operación en su rodilla izquierda, como cabezas de esa lista, Luka cumplió con creces y nos ofreció el repertorio completo de su talento en la primera fase del Mundial. Se destacó como goleador y repartió pases divinos a todos. Jugar con él es muy fácil: tienes que estar preparado para recibir y disparar.

Luka celebró momentos de euforia, apretó el puño y sonrió. Y eso es lo más importante: se está divirtiendo, está disfrutando del Mundial. De su mundo. Cuando Luka Doncic disfruta del baloncesto, entonces la magia deja de ser una ilusión y se convierte en realidad.