José ‘Grand Theft’ Alvarado
Hay muchos talentos en la NBA. Los mejores del mundo en baloncesto. Los más atléticos, los más rápidos, los más ágiles…. Y luego están los diferentes. Está el escolta puertorriqueño José Alvarado.
Su equipo, los New Orleans Pelicans, a pesar de estar al borde de la eliminación, es una de las historias más sorprendentes en lo que va de la postemporada de la liga.
Mientras debatíamos si debíamos perder la fe en el todavía lesionado Zion Williamson, la directiva -encabezada por David Griffin- armó un equipo digno de competir.
Tanto es así que, tras adquirir al base estrella CJ McCollum antes de la fecha límite de traspasos, el equipo cerró la temporada con solidez, asegurándose un puesto en los playoffs y, finalmente, la eliminatoria. Todo ello sin Zion, que sigue recuperándose de una operación en el pie, y aún no parece estar listo para volver.
Él está fuera, pero el ex Laker Brandon Ingram, que está jugando el mejor baloncesto de su carrera, está dentro, al igual que el pívot Jonas Valanciunas. Sin embargo, son sus jugadores de rol los que han complementado un equipo entretenido que ha hecho sudar a los favoritos Phoenix Suns. Entre ellos, el novato Herb Jones y Alvarado, un ídolo en la ciudad.
Alvarado nunca fue el más alto (1,90 m) ni el más prometedor en todos los equipos en los que jugó. De hecho, sus rivales siguen subestimando su juego. Pero todos sucumben, aunque sólo sea en ocasiones, a su asfixiante defensa. El caso más reciente, el del futuro miembro del Salón de la Fama Chris Paul… Su jugador favorito.
Pero, ¿de dónde salió el puertorriqueño y cómo se ganó su tiempo en la cancha a tal nivel que la organización lo extendió a cuatro años? Repasemos su historia.
De ser pasado por alto en el draft a recibir 6,5 millones de dólares
Alvarado jugaba en el prestigioso Christ The King High School de Queens (Nueva York) cuando sus padres le convencieron para que se fuera de casa en busca de un futuro mejor. Fue entonces cuando se comprometió con Georgia Tech en la NCAA.
Allí jugó cuatro temporadas (2017-2021) promediando 13,5 puntos, 3,6 rebotes y otras tantas asistencias.
No tenía las estadísticas más llamativas. Pero entonces, ¿qué le diferenciaba del resto? Su carácter. Su actitud de no rendirse, de luchar. Fueron precisamente esas virtudes las que hicieron que los Pelicans le dieran una oportunidad. Pero no en el draft… Nadie lo eligió allí.
“Después de tantos entrenamientos con equipos, sinceramente pensé que me iban a draftear”, dijo Alvarado en el podcast Pull Up With CJ McCollum. “Pero los Pelicans entonces me llamaron y me dieron esa oportunidad”, añadió.
Originalmente, Nueva Orleans llegó a un acuerdo de dos vías con Alvarado, lo que significaba que tenía que jugar también con el equipo afiliado en la G-League. Dominó la competición con el Birmingham Squadron y se ganó un puesto en el primer equipo de la NBA. Rápidamente fue recompensado con una extensión de contrato de cuatro años y 6,5 millones de dólares.
Alvarado se ha convertido en una sensación (y a veces incluso en un mago) a la hora de robar el balón. Sobre todo, por su ‘truco’ de colocarse en la esquina de la cancha en el momento del saque del equipo contrario. O vamos, a estas alturas, en cualquier lugar de la cancha. Siempre es una amenaza. Juega 17 minutos, por ejemplo, y parece que ha jugado los 40. Siempre aporta una tremenda intensidad al rival.
Enseguida hace un sprint y el rival, sin darse cuenta, pierde el balón y provoca el contraataque de los Pelicans.
El puertorriqueño se ha hecho viral en las redes sociales gracias a estas acciones. Terminó la temporada con 1,3 robos por partido.
“Sabes, en la escuela me regañaron diciéndome que eso nunca iba a funcionar en el siguiente nivel. Luego, me dijeron lo mismo en la universidad…. Y mírame ahora”, dijo Alvarado.
“Para ser sincero, no esperaba llegar a la NBA. Pero la primera vez que lo hice, me di cuenta de que los jugadores no estaban prestando atención. Así que voy y me los quito de encima. Puedes tener el mejor ojeador o el mejor informe sobre mí, pero no vas a saber cuándo voy a aparecer”, añadió.
Alvarado es el tipo de persona que no se echa atrás. Quedó patente a principios de febrero, cuando en un partido de temporada regular contra los Minnesota Timberwolves, tuvo un intercambio con el base D’Angelo Russell.
“Puede anotar”, cuestionó Russell en voz alta. “Por supuesto que puedo anotar”, respondió el puertorriqueño.
A partir de ahí, se ganó a la afición de los Pelicans. E incluso a la propia NBA. Alvarado es uno de los que demuestra que todos podemos hacer lo que nos propongamos.
En la cancha, quizás todos sean más grandes que él, pero ¿en términos de esfuerzo? Hay pocos. Y esa actitud se contagia al resto del equipo. Por eso Alvarado es tan importante. Empezó por ganarse el respeto de sus propios compañeros y ahora de la liga.
‘Grand Theft’ Alvarado, en referencia a la popular serie de videojuegos Gran Theft Auto. Alvarado consigue que hasta Zion se levante de su asiento y, ¿quién sabe? que ahora se replantee su futuro en Nueva Orleans, debido a que su entorno ‘filtró’ que no estaba contento con la ciudad.
Haga lo que haga, porque pronto podrá optar a una extensión máxima de novato, hay una garantía: los Pelicans son un gran equipo. Y buscarán igualar su serie contra los Suns, aún sin Devin Booker, este jueves.
Los Pelicans no se arrugan en el gran escenario. Tampoco lo hará Alvarado.
Selección de Puerto Rico
Alvarado es también una de las mejores noticias en años para la selección de baloncesto de Puerto Rico, que contará con el base para su futura reconstrucción.
Se espera que Alvarado debute en la ventana de verano de la FIBA y jugaría contra Estados Unidos y México.
El ex jugador de la NBA y actual GM de Puerto Rico, Carlos Arroyo, viajó para presentarle oficialmente la camiseta de los antiguos ’12 magníficos’. La selección puertorriqueña ha perdido fuerza en la región, pero en el horizonte se vislumbra una interesante cosecha de jóvenes jugadores liderados por Alvarado.
Su esfuerzo no sólo le ha valido un puesto en la NBA, sino también en la selección de sus orígenes. Esto es sólo el principio.