Harden: Solución para los 76ers o problema?

Las dificultades aumentaban si se pensaba que un intercambio entre dos rivales directos de la Conferencia Este podría llegar a materializarse. Sin embargo, llegó el 10 de febrero y no hubo que esperar hasta las tres de la tarde, hora del Este, para saber que las dos franquicias habían decidido llegar a un acuerdo.

Han pasado 14 días desde que Harden se convirtiera en jugador de los Sixers, como era su deseo, mientras que Simmons pudo cumplir su deseo de abandonar el ambiente tóxico que él mismo había ayudado a crear en Filadelfia por una organización de los Nets que le recibió con los brazos abiertos.

Sobre el papel, todo parece un movimiento en el que ambas partes salen ganando, pero la realidad no siempre va de la mano de lo que uno imagina previamente.

Lo cierto es que Daryl Morey, presidente de operaciones de Filadelfia, abrió las puertas del reino a su jugador favorito desde la época en la que formaban parte de Houston Rockets y, hay que decirlo, la única opción posible a considerar bueno el cambio realizado es que la ‘Barba’ y Joel Embiid, la estrella que ha llevado el peso de la franquicia desde hace tiempo, se complementen sin problemas. No hay plan B.

Pero teniendo en cuenta cómo han sido las relaciones de Harden con otras estrellas, el éxito no estaría garantizado. Al contrario, incluso generan dudas.

¿La llegada de Harden a Filadelfia es un problema o una solución para los Sixers, y es un alivio para Brooklyn, que sólo puede esperar mejorar a partir de ahora?

El caso de Harden con los 76ers

El pasado nos dice claramente que Harden ha sido una de las armas ofensivas más implacables que puede tener cualquier equipo. Sus 25,0 puntos de media por partido a lo largo de sus doce temporadas y sus cuatro títulos de máximo anotador de su carrera (2014/15, 2015/16, 2018/19 y 2019/20) así lo atestiguan.

Sin embargo, el pasado también condena a James Harden.

En 2012, Oklahoma City Thunder llegó a las Finales de la NBA de la mano de Kevin Durant, Russell Westbrook, Serge Ibaka y él mismo. A pesar de perder ante los Miami Heat, el futuro parecía brillante, sin embargo, ese futuro se fue desvaneciendo progresivamente. La ‘Barba’ fue el primero en dejar el equipo por Houston.

Con los Rockets fue amo y señor, pero sin la posibilidad de luchar por un título. Las cosas cambiaron con la llegada de Chris Paul, pero la relación entre ambos no era halagüeña. Más tarde, volvió a compartir cartel con Westbrook (llegó a cambio de CP3), pero el reencuentro no fue tan fructífero ni armonioso como se esperaba.

Cuando Houston decidió que era tiempo de reconstruir, su salida era uno de los objetivos. Allí apareció Brooklyn sumándolo a su plantel para terminar de conformar un Big 3 con su viejo compañero en OKC, Kevin Durant y con Kyrie Irving.

En la cancha todo funcionó bien cuando los tres compartieron minutos de juego, pero fueron solamente 16 partidos en los que pudieron mostrar su potencial. El tiempo y las lesiones se encargaron de que viejos fantasmas volvieran a aparecer y la armonía se resquebrajara.

Su relación con Durant se fue deteriorando hasta convertirse en una “guerra fría” en la que los protagonistas no se dirigían la palabra. Fue entonces cuando la gerencia de los Nets, encabezada por Sean Marks, tomó la decisión de explorar escenarios de cambio para un jugador que lucía claramente descontento en Brooklyn. La perseverancia de Morey por contratar a Harden, hizo el resto en esta historia.

Con el objetivo cumplido, ahora queda por ver si su llegada elevará el nivel del equipo gracias a su garantizada producción ofensiva, o si sus constantes y bien documentados problemas de relación con otras estrellas acabarán perjudicando sus posibilidades de ganar un título.

Sin que Simmons juegue ni un segundo, los Sixers tienen esta temporada el tercer mejor récord del Este con una marca de 35-23. Tienen en Embiid a su guía, un pívot que lidera al equipo en promedios en tres categorías diferentes como son puntos (29,6), rebotes (11,2) y tapones (1,4), y a Tobias Harris (18,7 pts) y Tyrese Maxey (16,9 pts y 4,6 asistencias) como buenos jugadores de apoyo.

La llegada de Harden va a quitar algo de protagonismo a estos dos jugadores, sobre todo en materia ofensiva. Si esa adaptación se hace de forma orgánica, sin intentar perjudicar la química del grupo, entonces Harden sería parte de la solución para los Sixers.

Es sabido que cuando alguien llega a un lugar al que estaba ansioso por llegar, la convivencia suele ser buena en los primeros días. Pero muchas veces esa comunión no es posible mantenerla durante mucho tiempo. Eso es lo que ha demostrado Harden con todas las estrellas con las que ha jugado. Si eso ocurriera, entonces contribuirá a crear un problema que, a medio y largo plazo, la franquicia tendrá que afrontar y resolver.

El caso de la salida de la ‘Barba’ de Brooklyn.

Tener un jugador descontento en un equipo que pretende luchar por ser campeón no es una buena idea. Tampoco lo es tener un jugador que sólo puede jugar fuera porque ha decidido no vacunarse contra el Covid. Y si se combinan las dos situaciones, definitivamente hay un problema serio que resolver.

Lo que ha hecho Brooklyn al traspasar a Harden para recibir a cambio a Ben Simmons, Andre Drummond y Seth Curry: intentar solucionar un problema existente y recibir con los brazos abiertos a jugadores dispuestos a adaptarse a la cultura del equipo y competir por un título.

Al igual que Harden pretendía venir a Filadelfia (como expresó en su conferencia de presentación con el equipo) Simmons quería unirse a los Nets y jugar junto a Durant. Eso es un plus para la franquicia.

Si a eso le sumamos que la llegada de un tirador como Seth Curry ayudará a mitigar la ausencia de Joe Harris mientras siga lesionado, y que logró transformar a un jugador que pensaba comprar como Paul Millsap en un pívot como Drummond que puede repartir minutos en esa posición con LaMarcus Aldridge, todo parece indicar que se resolvieron varios problemas de un plumazo.

Es cierto que Simmons no tiene la potencia ofensiva de Harden, pero defensivamente la mejora es enorme. Además, Simmons puede dar versatilidad al roster jugando en diferentes posiciones, y seguramente no será alguien que vaya a crear problemas por querer anotar puntos y ganar protagonismo. Con ganar partidos le bastará para estar cómodo.

Además, con el fichaje de Goran Dragic, los Nets habrían encontrado un base capaz de anotar y crear partidos para sus compañeros cuando Durant e Irving descansen. Y aparentemente sin problemas de egos.

Poniendo todos estos ingredientes en la balanza, el peso se inclina hacia el lado de que la salida de la ‘Barba’ ha sido una solución a un problema que padecían. En teoría, todas las piezas encajan, pero está por ver si en el campo también, no sea que hayan perdido una pieza que les impida completar el puzzle.

Por último, la intriga sigue en el aire. Harden era parte de un problema en Brooklyn, pero la franquicia encontró una solución.

¿Podría la organización de los Sixers haber encontrado en la llegada de Harden la solución para que este equipo dé el salto de calidad definitivo para lograr un campeonato? O simplemente en su intento de mejorar y escalar posiciones, ¿han contratado un potencial problema en lugar de una probable solución?

El tiempo escribirá el final de esta historia. Mientras tanto, los que se atrevan pueden ensayar la respuesta que más les guste.