Conor Vs Sánchez la pelea que nunca sucedió

El panorama en la UFC era muy diferente en 2014. La promoción se preparaba para organizar su primera tarjeta en territorio mexicano mientras una estrella emergía rápidamente desde el otro lado del Atlántico.

Eran tiempos en los que Conor McGregor tenía el hambre de los prospectos, quería pelear en cualquier lugar, contra cualquiera y seguir avanzando en su objetivo por el título de peso pluma o peso ligero, que también ganó en la promoción del Reino Unido, Cage Warriors.

Cuando Dana White lo fichó, sabía que McGregor era especial, que atraía a todos los aficionados de la República de Irlanda y que ganaba adeptos en Estados Unidos. En sus primeros combates dentro del octógono venció a rivales de la talla de Marcus Brimage y un tal Max Holloway, que se convertiría en leyenda años después.

La gran prueba llegó cuando protagonizó en Dublín. El ambiente era único y McGregor acabó arrollando a su rival, el brasileño Diego Brandao. Era el momento de llevarlo a un PPV en Las Vegas.

Así ocurrió en el UFC 178, en septiembre de 2014, cuando se emparejó por primera vez con Dustin Poirier. El implacable Conor en las 145 libras se presentó esa noche y también intimidó al ‘Diamante’ que esa noche estaba acabado y decidió que no pelearía más en el peso pluma.

Casi un año antes, en el UFC 166, dos peleadores de origen mexicano, Gilbert Meléndez y Diego Sánchez, le robaron la noche latina a Caín Velásquez en Houston. Aunque el campeón de los pesos pesados ofreció una tremenda pelea contra Junior Dos Santos para cerrar la trilogía entre ambos, Diego estuvo a punto de protagonizar uno de los regresos más dramáticos de la historia.

Meléndez dominó los dos primeros asaltos, en los que el intercambio fue constante y siempre corrió el riesgo de que el ‘modo zombi’ de Diego le alcanzara; así ocurrió en el tercero. Tras conectar con él en un par de ocasiones, lo mandó contra la valla y buscó acabar con él. Sánchez vio la oportunidad de aterrizar un mataleón que Gilbert defendió bien y terminó sobreviviendo.

El público del Toyota Center enloqueció cuando sonó la campana final y Diego suplicaba a White desde lo alto de la jaula que le diera un asalto más. En la emoción del momento, el presidente de la UFC, que seguía con la boca abierta, probablemente se lo habría dado si estuviera en sus manos.

Ese fue el Diego Sánchez de la segunda mitad de su carrera, que se alejó de las peleas por el título como BJ Penn, pero creó un mito a su alrededor. Los aficionados sabían que ya no se trataba sólo de sumar victorias, sino del tipo de peleas que podía hacer.

Fue entonces cuando el ‘hambriento’ Conor vio una oportunidad de promoción: “Estuve en una cena en Las Vegas, días después de la pelea con Lorenzo Fertitta (ex dueño de la UFC) y Dana White y les dije que quería seguir activo, aunque fuera en 155 libras. Quería pelear antes de Navidad y ahí nos dimos cuenta que Diego no tenía oponente (Norman Parke estaba lesionado), pedí la pelea, a Lorenzo le gustó la idea, pero a Dana no”, dijo McGregor en una entrevista días después del UFC 180, el primer evento en la Ciudad de México.

Al ‘Notorious’ no le importó mucho la voluntad de su promotor y decidió anunciarlo el 2 de octubre: “Pelearé con Diego en México el 15 de noviembre, él ha hablado de más y ahora pagará con su carrera”, escribió en su cuenta de twitter.

White contraatacó desmintiéndolo y anunciando a Joe Lauzon como rival de Sánchez para esa histórica noche.

Pero Conor tuvo que insistir: “Escuché que Lauzon estaba fuera y volví a preguntar, ya me habían dicho que sí, pero luego fue Diego el que decidió salir”.

McGregor tuvo su pelea semanas después contra Dennis Siver en Boston, con José Aldo en primera fila y aquel primer cara a cara espontáneo entre ambos.